Confinamiento y retos virales

 

Como afirmaba el investigador computacional Ricardo Baeza-Yates en una entrevista: “muchas personas van a la web a buscar información, pero son pocas las que aportan. El porcentaje de gente activa en internet es muy pequeño, alrededor de un 5%”. Sin embargo, hay ocasiones en las que las tendencias cambian, y como en todo, hay excepciones. El año 2020 fue mundialmente excepcional en muchos sentidos, y uno de ellos es el de la creación de contenidos en internet.

En marzo del 2020, la mayoría de los países del mundo decretaron confinamientos domiciliarios para frenar la propagación del virus COVID-19. Millones de personas vieron como su día a día cambiaba drásticamente. Y fue en este contexto cuando otros virus empezaron a propagarse sin filtros: los retos virales. Las redes se inundaron de contenidos que subían las personas, muchos de ellos quizá por primera vez. Y es que el confinamiento despertó muchos talentos ocultos: panadería, canto, dibujo… y como no, baile. Al estar limitada la práctica deportiva, se crearon muchos gimnasios y salas de baile en los domicilios. Se subieron a la web clases de yoga, gimnasia para todas las edades, bailes etc. Gente que nunca había hecho deporte, empezó a hacerlo.

En este contexto es donde se sitúa la respuesta a los retos planteados por Shakira y Jennifer López en febrero del 2020, a raíz de su actuación en la final de la Super Bowl. Ambas artistas lanzaron sus respectivos retos al público: imitar sus bailes. No sabemos cuál hubiera sido el seguimiento que de estos retos en un año “normal”; pero en un año pandémico, los retos se hicieron más virales que el mismo virus.

El #ChampetaChallenge de Shakira y el #JLoTikTokChallenge de Jennifer López entraron en miles de hogares a través de los medios de comunicación y de las redes sociales. En aquel año en el que teníamos que inventar cómo llenar el día y cómo mantenernos sanos y cuerdos, estos dos bailes ocuparon muchas horas de confinamiento. Se crearon incluso tutoriales para la ejecución de las coreografías.

En el caso de #JLoTikTokChallenge, la artista neoyorkina lanzó su reto a través de TikTok, consiguiendo así llegar al público más joven, ya que la edad media de los usuarios de TikTok se sitúa entre 16 y 24 años. En 2020 los vídeos de TikTok tenían una duración máxima de 60 segundos (a partir de julio del 2021 los vídeos pueden tener hasta 3 minutos), es por eso quizá que su reto saltó desde esta plataforma a otras redes sociales, como Youtube, sin límite de tiempo para los vídeos. Ese salto de plataforma hizo que el salto fuera también generacional, de manera que personas de más edad también participaron en el reto. Además, los usuarios también recibían respuesta de JLo, la artista comentaba y compartía los vídeos que más le gustaban. Para un fan tiene que ser precioso que tu cantante comparta un vídeo tuyo. Quizá esto también ayudó a extender el reto en la búsqueda, ya no sólo de un "like", sino de un "like" de Jennifer López.

Es curioso observar cómo las corografías que los usuarios subían a las redes tuvieron un cambio drástico a partir de marzo. Mientras que en febrero hay videos de academias de baile y grupos de amigos bailando, a partir de marzo el paisaje cambia. Familias bailando, salas de estar convertidas en gimnasios… muchas personas que estaban solas confinadas pusieron efectos de vídeo en sus bailes, haciendo parecer que en lugar de una persona sola, había 15 bailando.

Las circunstancias temporales tan especiales en las que se lanzaron estos retos, hicieron que fueran seguidos por personas completamente diferentes. El reto no llegó sólo a los seguidores de la Super Bowl, ni se limitó a los fans de las dos artistas, sino que llegó mucho más allá. Podemos decir que la mayoría de personas que se unieron al reto tenían varias cosas en común: estaban confinadas, tenían mucho tiempo, necesitaban contacto con gente afín... Las redes sociales fueron un punto de encuentro vital en aquel año pandémico y seguramente el 2020 fue el año en el que más personas crearon nuevos contenidos en la web.





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