Hola microbio, ¿cómo te llamas?

Hay un refrán en euskera que dice “Izena duenak izana du”, que significa literalmente “lo que tiene nombre, tiene ser”; dicho en otras palabras “lo que tiene nombre, existe”. La verdad es que no estoy muy deacuerdo con el refrán, ya que considero que existen muchísimas cosas para las cuales no tenemos nombre; así que lo cambiaría un poco a “Izena duena, ezaguna da”; en castellano “lo que tiene nombre, es conocido”.

En biología cada vez que se descubre una especie, se le pone un nombre. Pero estos nombres no son aleatorios, sino que siguen un sistema de nomenclatura internacional. Para que los nombres sean comprendidos por la comunidad multilingüe científica, se opta por usar nombres en latín. Los seres vivos tienen nombre y apellido desde que Carl von Linné creara la nomenclatura binominal (con dos nombres). El primero suele ser el nombre del género al que pertenece y, el segundo, el de la especie.
Imagen tomada de Wikipedia
Por ejemplo, Felis es un género de la familia de los félidos que incluye al gato montés euroasiático, al gato montés chino y al gato doméstico (entre otros). Por lo que si decimos que tengo un Felis en casa, no sabemos si nos referimos a un michino cariñoso o a un animal salvaje. Por eso, para concretar, se le añade el nombre de la especie. Cuando digo que en mi casa hay un Felis catus, ya podemos saber que se trata del gato doméstico, y no del Felis silvestris (gato montés).

Esta nomenclatura se aplica igualmente a los seres vivos más pequeños, los microbios. Los microbiólogos, como humanos que son, también han echado imaginación a la hora de bautizar especies nuevas. Y así como en otros campos de la ciencia encontramos nombres jocosos, en la vida micro también los hay, como por ejemplo la esponja Spongiforma squarenpantsii.

Esta especie de hongo de Malasia, fue bautizado así por Bob Esponja, el personaje de dibujos animados que en inglés se llama SpongeBob SquarePants (BobEsponja CalzasCuadradas). La primera parte del nombre es la del género Spongiforma y la segunda, el de la especie.

Spongiforma squarenpantsii
Imagen de https://panama.inaturalist.org

Bob Esponja

Imagen de https://spongebob.fandom.com/

En esta página de Wikipedia se pueden encontrar más nombres curiosos. Y si alguien es fan de la Guerra de las Galaxias, le recomiendo que conozca a las bacterias del género Midichloria, nombradas así por las formas de vida microscópicas Midiclorianos que aparecen en el universo Star Wars. Una de ellas es la especie Candidatus Midichloria mitochondrii:

Candidatus Midichloria mitochondrii Imagen de Michele Castelli et al (2016) en Research Gate

En este caso el nombre tiene tres palabras, el nombre inicial Candidatus, indica que aun está en fase de posible aprobación, Midichloria es el género y, mitochondrii es la especie. Aunque hemos dicho que la nomenclatura en binominal, a menudo se usa también un tercer nombre (como es el caso). Cuando el tercer nombre está después del de la especie, es que se trata de una subespecie o una cepa.

Por último, un rompecabezas lingüístico. Las personas que se dedican a la microbiología y lo hacen en lenguas que tienen género gramatical (femenino, masculino o neutro), además de bautizar a los microorganismos con un nombre apropiado, se enfrentan al dilema de asignar un género al mismo, pero, tal y como apunta Fernando A. Navarro:

"(el) género (...) corresponde a un accidente gramatical"

En los nombres de persona, el género suele ir asociado al sexo de la persona, pero en los demás casos es, básicamente, aleatorio (aunque, a veces, conserven el género de la lengua de la que proceden). El nombre común "ballena" es una palabra femenina, y cuando nos referimos a una ballena no hembra, decimos "una ballena macho". En los nombres de cosas es todavía más aleatorio, de manera que podemos encontrar nombres que en una lengua son femeninos y en otra masculinos, por ejemplo, "bacteria" en castellano es femenino y en catalán "bacteri" es masculino (nótese que ambas lenguas proceden del latín, por lo que el género no ha sido "heredado"). Entonces... ¿qué género se le asigna al microorganismo en cuestión?

Mi sugerencia como lingüista sería, simplemente, evitar el problema y usar el género gramatical de un orden superior en la categoría taxonómica (que, seguramente, ya tendrá un género gramatical asignado). De esta manera, todas las bacterias serían femeninas y todos los virus masculinos. Por ejemplo, y en contra de lo propuesto por Navarro y también aceptado por la RAE, zóster sería masculino porque es un virus; además, en medicina se usa en masculino. Es posible que la RAE acepte zóster en masculino, ya que la gramática normativa de la RAE va siempre por detrás del uso común de la lengua.


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