Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis (...); dos formas de averiguarlo: inducción y deducción


El conocimiento científico se puede adquirir de dos formas: por inducción y por deducción. Los dos métodos funcionan un poco "al revés" el uno respecto al otro. Mientras que el método de la inducción consiste en observar empíricamente hechos concretos y obtener conclusiones que se pueden generalizar a otros eventos; el método de la deducción parte de alguna regla general y la aplica a casos concretos. La canción infantil a la que se hace referencia en el título, nos dice que "dos y dos son cuatro". La manera inductiva de obtener este resultado, sería observar qué ocurre cuando en una habitación hay dos personas y al rato entran otras dos. Si en la habitación no entra nadie más y contamos cuantas personas hay al final, contaremos cuatro personas. Pero no basta con una sola observación para crear una generalidad, así que seguiremos observando la habitación en la que hay cuatro personas y veremos qué pasa cuando entran otras dos. Las volvemos a contar y vemos que ahora hay seis. Si esta observación se repite consistentemente después de un período de observación, podremos concluir que cuando se añaden dos elementos a una cantidad (X), el resultado es siempre X+2.

Pero la canción va más allá, ya que sigue con "seis y dos son ocho, y ocho dieciséis...". Sería muy tedioso realizar todas esas observaciones una y otra vez, por lo que llegamos al punto en el que sería más conveniente aplicar el método deductivo. En este método, hay una regla general que se aplica en eventos puntuales. En el ejemplo de la canción, partimos de  la regla matemática que nos dice que "la adición o suma es la operación matemática de composición que consiste en combinar o añadir dos números o más para obtener una cantidad final o total, y se expresa así: 2+2 = 4". Con esta regla no necesitaríamos contar cuantas personas hay en la habitación cada vez que entre alguna más, sino que podremos deducir la cantidad total aplicando el método deductivo matemático de la adición.

La ciencia utiliza ambos métodos ya que, según la disciplina, a veces es simplemente imposible usar solamente uno. Un ejemplo de ello es la paleoantropología forense. En esta ciencia la única manera de obtener conocimiento es analizar empíricamente restos fósiles y de ahí obtener conclusiones que se puedan aplicar a otros casos. Esta macabra noticia de El País Veinte cráneos reventados desvelan una historia de violencia y asesinatos en Atapuerca describe el estudio que ha publicado el CENIEH (Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana) en la revista The Anatomical Record. En dicho estudio se analizan las fracturas de cráneos hallados en la Sima de Los huesos y se observan numerosas fracturas producidas durante la vida de los individuos y que después sanaron, por lo que el equipo concluye que

estos datos indican que este grupo estaba expuesto a episodios generalizados que causaban impactos no letales en la región craneal

Por otra parte, se documentan también fracturas que ocurrieron en un momento muy cercano a la muerte de las personas, siendo estos traumatismos la causa mas probable de la muerte. También se observa que la causa de dichos traumatismos no pudo ser accidental, sino provocada intencionadamente. A raíz de estas observaciones, el equipo concluye que estas personas fueron asesinadas.

En el estudio de Atapuerca se ha usado el método inductivo (observación y análisis de los datos) para obtener resultados generales que se pueden aplicar en nuevos casos. Por ejemplo, se podría predecir que si se encuentra un cráneo nuevo en la Sima de Los Huesos, es muy probable que tenga una fractura craneal causada por violencia por parte de otra persona.

Al presentar los métodos inductivos y deductivos hemos dicho que operan (más o menos) al revés. Para ver un ejemplo del método deductivo, en el que se parte de una regla general a su aplicación en un caso concreto, vamos a ver un ejemplo de un estudio que se centra en la antípoda del anterior: si antes hablábamos de muertes, ahora vamos a hablar de nacimientos.

El artículo de El Pais Científicos chinos consiguen que una ratona tenga hijos sin necesidad de esperma ni sexo  describe cómo un equipo ha conseguido precisamente que una ratona dé a luz de forma partenogenética. La partenogénesis se refiere a la capacidad de algunos animales y plantas para reproducirse a partir de sus propias células reproductivas sin necesidad de material genético del macho. Este fenómeno es relativamente frecuente en insectos y en reptiles, incluso en aves. Hasta hace muy poco se pensaba que la partenogénesis era imposible en los mamíferos. En el experimento se sometió a los óvulos a edición genética realizando cambios químicos en el mismo, esto inició un proceso bioquímico equivalente a una fecundación: el óvulo pasó de ser una sola célula a un blastocisto de 140 células. En el estudio se implantaron 192 embriones de este tipo en otras tantas hembras. Solo una de ellas pudo dar a luz a un ratón sano que sobrevivió, que resultó ser hembra también y pudo llegar a la edad adulta y a reproducirse (esta vez sí, acompañada de un macho).

Ambos métodos de investigación son válidos para obtener conocimiento científico y, muchas veces, los métodos se combinan. Por ejemplo, en un estudio sobre personas con afasia (daño cerebral que ocasiona problemas de lenguaje) se presentaban palabras reales y palabras inventadas a los sujetos, y ellos tenían que decir si conocían la palabra en cuestión o no. Durante los experimentos Chris Westbury y su equipo, se percataron de que cada vez que aparecía la palabra inventada “snunkoople” los sujetos reían. A partir de esta observación sistemática decidieron estudiar el porqué de esas risas, lo que les llevó a formular hipótesis y comprobarlas en experimentos. El resultado lo podemos encontrar en el artículo: Telling the world’s least funny jokes: On the quantification of humor as entropy , donde se concluye que es posible predecir científicamente si una palabra determinada nos resultará medianamente grasosa.

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